De noche en casa...

En la cama hay gatos llenos de pelo blanco y pulgas negras. En la cocina hay trastes repletos de mugre y mosquitas rojizas. En el perchero hay sombreros sin cabezas. En el sillón hay papeles llenos de letras e ideas vacías. En la mesita hay aparatos que comunican tanto como una montaña de muertos. En el ropero hay ganchos que pacientes esperan un abrigo, una camisa, un trapo que cubra sus huesos. Una tortuga bizca y de estambre mira incesante el marco de una foto. Una foto me mira como si pudiera. Una vela blanca se yergue en un plato lleno de café. En la pared hay treinta bolsas que buscan equipaje nuevo para ir a los caminos más allá del pasillo.

Mis zapatos se rehusan a creer que no caminaré el día de hoy, ni mañana, ni nunca. Mi cerebro se rehusa a creer que podrá soñar ésta noche. Me rehuso a creer que debo seguir vivo al día siguiente.

Cuando gritaba es porque veía el futuro.

Abre los ojos, baja de un autobus tan feo como el paisaje. Algo suena entre su ropa. No hace caso, ha perdido su mochila, con sus cuentos, sus historias, su computadora, unos libros, la sudadera que le prestaron, una pluma roja, su credencial, la tarjeta de metrobus, papeles, notas, un cepillo de dientes rojo, la tarjeta del metro que le regaló su madre, cables, una antena de conejo. No sabe donde está. Su ropa sigue sonando. Está lejos de su casa, muy lejos. El ruido lo molesta, no sabe que hacer, sigue vivo, es lo que importa, sigue vivo, tiene dinero en la bolsa y un celular. Eso es lo que suena, el celular. Contesta, dice que está en un lugar y que va para alla, que va a tomar un taxi. Llega a casa, no logra contestar, su cuerpo sigue dormido, atontado, apenas y camina. Cae en su cama y duerme. Al dia siguiente no recuerda nada, sus músculos siguen un poco ingobernables, la memoria falla, el mundo ha cambiado, la vida a ha cambiado, el sexo ha cambiado. Siente frio, siente el vacio que hace tanto lo había dejado en paz. Las noches llenas de letras se rehusan a desaparecer. Piazzola toca una marcha funebre para aquel que ha sido y hoy deja de ser. Se anuncia el regreso del hijo pródigo: el oscuro, el no entrañabale, el inexplicable, el hijo que nunca quiso ser pero que sabe que nunca se ha ido. Los pies caminan a otro son.

Un tango de sures, naranjos y danzas rojas suena muy a lo lejos, cómo si no se escuchara, pero todos sabemos que está en la puerta de al lado.

Mis niñerias

Levanto los brazos al cielo
doy tres vueltas
imploro a los vientos
salto en un pie
corro y grito por la casa
persigo al gato
levanto la cama
tiro las flores
canto seis canciones
abro un candado
cierro dos puertas
lanzo monedas
juego rayuela
me pongo el sombrero
me quito las chanclas
cuelgo mi ropa
deshago cinco cajas
enciendo la tele
apago la radio
enciendo la radio
apago la tele
juego con cera
barro la calle
leo a Revueltas
siete apretones
en los pezones

___una pluma
_____un papel
_______una maroma
¿que más puedo hacer
___con la cuchara en la nariz?